sábado, 18 de junio de 2011

Aun os lo tendre que agradecer

Quién me iba a decir a mi que ahora debería ir arrodillarme ante vosotros y deleitaros con un profundo y sincero agradecimiento. Supongo que con la misma incredulidad con la que escribo estas palabras las recibiríais vosotros, porque nada más lejos de vuestra intención era ayudarme con la dura misión de madurar y encontrar mi sitio y mi lugar en el mundo.


Lo siento, pero así ha sido, que ironías tiene la vida. No me ensalzastéis pero tampoco me hundisteis, todo lo contrario me colocasteis exactamente en el lugar que me correspondía, en un sitio notable, pero, aunque os duela y sé que os dolería, es de mi total agrado.


Me consuela saber que no tenéis conciencia, porque el no saberlo no os la aliviará aunque sea un poco.


Mi más sincero agradecimiento.


María.

lunes, 6 de junio de 2011

C h i c a s




Cuando tenía unos 12 años aproximadamente y aún aspiraba a tener una adolescencia normal, me compré unos libros de la colección “Chicas”, sin ningún tipo de contenido ni valor literario, en el que las adolescentes aparecen como unos seres obsesionadas con tener novio y gustar a los demás, y si no es así estas, lo que viene denominándose muerto socialmente. Sin duda, el mejor ejemplo que seguir cuando tu personalidad se está desarrollando y empiezas a ser alguien medianamente útil para la sociedad.


Dicho esto, declaró de forma solemne que los libros me encantaron y son realmente entretenidos, y sus manifiestos no hicieron mucha huella en mí, acabe leyendo obras como el Segundo Sexo o Memorias de una joven formal, es decir, el antagonismo a estas banales novelas para adolescentes. En fin, salí viva y sin muchas heridas de guerra.


La cuestión se sitúa ahora con 19 años, una noche de insomnio, mucho nerviosismo y sin ganas de pensar, decidí volvérmelos a leer. Al fin y al cabo era como tirar mano de la típica comedia romántica para amenizar las aburridas tardes de domingo. Sí, no estoy orgullosa de ello, pero así fue, me leí un libro para adolescentes con muchas fantasías propias de la edad y con las páginas teñidas de rosa fucsia.



Mi balance siete años después, es que son mejores que cuando los leí por primera vez, necesito resaltar de “Quiero escribir una historia de amor. 13 capítulos para una novela rosa hecha en casa”:


Diría que es una belleza “californicable”. (Con 12 años, no era capaz de unir ambas palabras).


El matrimonio a menudo es el final de las comedidas, pero igual de a menudo es el principio de las tragedias. Sin embargo, son las tragedias las que hacen la vida más rica y digna de ser vivida”. (Sorprendida, este libro podría ser hasta profundo).


"He aprendido nuevos modos de expresar felicidad: 1) la alegría estallaba en su risa y le iluminaba los ojos. 2) Sentía una paz y una satisfacción sin fin. 3) Aquella noche no había sombra en su corazón. 4) Era beatamente feliz y se sentía plenamente viva. 5) Estaba encerrada en un suave capullo de euforia". (Estoy ansiosa de utilizar alguna de estas frases en mi vida cotidiana. Puedo convertir mi vida en un puro teatro…).

¿Habéis leído algún libro de este tipo que os cueste reconocer en público? Animaros y saciar mi curiosidad.

María.

viernes, 3 de junio de 2011

Por ser simplemente tú.

Cuando pienso en tí una de las frases que me ronda la cabeza es la que dejó Robert Baden Powell cuando murió: "Intentad dejar este mundo un poco mejor de como os lo encontrasteis y, cuando os llegue la hora de morir, podréis morir felices sintiendo que de ningún modo habréis perdido vuestro tiempo sino que habréis hecho todo lo posible".

Sí hoy tuvieras que hacer balance de tu vida, podrías estar satisfecha, porque ya has dejado el mundo mejor que lo encontrastes. No, lo siento, el agujero de la capa de ozono sigue igual -o peor-. No, no has erradicado el hambre del mundo. Tampoco has encontrado la cura del cáncer ni has solucionado los problemas de abastecimiento de recursos.

Pero, mi mundo lo revolucionastes, de principio a fin, eres la responsable de que haya conseguido muchos de mis sueños, porque no importaba lo descabellados que fueran mis planes, entre risas y burlas siempre encontraba tu apoyo, un apoyo incondicional. Si no hubiese sido por tu amistad, por tu preocupación, por saber que hay alguién que siempre confía en mí, en fin, por saber que si caigo estarás allí a mi lado. Yo no sería ni una décima parte de lo que soy ahora.

Podría reencarnarme mil veces, pero las mil veces te buscaría; podría renunciar a un millón de cosas, pero nunca renunciaría a tu amistad; porque ser amigas es una de las cosas más únicas y auténticas que hay en la vida, no hay planes, no hay futuro, no hay ningún tipo de incertidumbre ni preocupaciones. Sólo estamos nosotras dos, y todo es posible.

No dudes que eres increíble...


María.

viernes, 27 de mayo de 2011

Adiós.

La palabra más dura que te dije, no fue un "hasta luego" ni un "ya nos veremos", fue un Adiós, un duro y entrecortado adiós. Cuando te lo dije no sabía que corazón era el que se paraba y dejaba de latir, si el tuyo o el mío, pues la niña que fui contigo se ha ido definitivamente. Tú fuiste algo más que mi compañero de juegos, amigo e incluso, mi confidente. Has sido mi vida, siempre te recordaré cuando piense en aquellos días idílicos de mi infancia, porque olvidarte sería olvidarme a mi misma, de mi identidad.

Ahora siempre estarás a mi lado, porque sé que nunca me dejarás, porque sé que siempre serás parte de mi, porque has sido lo más importante en mi vida, porque tu amor ha sido el más incondicional que me han entregado; porque en definitiva no ha sido un Adiós, sólo un Te quiero.


María

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Juegos de niños

"Los amigos son como las gafas: te hacen parecer inteligente pero se rallan enseguida y no veas si cansan...
Afortunadamente a veces uno encuentra gafas que molan yo, tengo a Sophie
".

Entre las muchas chorradas que rozan la genialidad está es la más adecuada para hoy. Hoy, un día que nada tiene de especial, hoy me levantaré, desayunaré, cogeré el autobús, iré a clase, reiré, volveré... en fin, un día normal. Pero simulanéamente un día extraordinario para unas preciosas gafas, que forman parte de mi vida. Cuando las encontré, otro día normal hace años, supe que estaría con ellas siempre, porque es prácticamente imposible que me canse de ellas, pues, hace que los días normales sean más que increíbles, sean geniales...

P.D: Felicidades...

María.